Ciudad de Panamá ha sido incluida oficialmente entre las diez ciudades más caras de América Latina según el índice elaborado por la Universidad Torcuato Di Tella y ZonaProp. El precio promedio del metro cuadrado en la capital panameña alcanzó los 1,804 dólares, superando a centros urbanos como Córdoba, Rosario o Quito.
La noticia, aunque celebrada por ciertos sectores del mercado inmobiliario, refleja una realidad compleja y desigual: el costo de vida sube, pero el ingreso promedio se mantiene estancado.
Un ascenso silencioso, pero predecible
El posicionamiento de Panamá en este ranking no es una sorpresa para quienes siguen la evolución del mercado. Durante la última década, el país ha mantenido una imagen de estabilidad económica, apertura a la inversión extranjera y posicionamiento estratégico como centro logístico. Sin embargo, esa narrativa de prosperidad ha venido acompañada de una creciente presión sobre los precios del suelo urbano, especialmente en la capital.
Zonas como Costa del Este, Obarrio, Punta Pacífica y San Francisco han visto cómo el valor de sus inmuebles se multiplica, impulsado por desarrolladores, fondos de inversión e incluso capitales extranjeros que ven en Panamá un refugio de valor. A la par, las oportunidades para la clase media y trabajadora de acceder a una vivienda en la ciudad se han reducido de manera alarmante.
Dólar fuerte, salarios débiles
Panamá mantiene un diferencial estructural con otras economías de la región: utiliza el dólar como moneda de curso legal, lo que le permite evitar fenómenos como la devaluación, pero también encarece su costo de vida respecto a países vecinos. En un contexto donde los bancos centrales —incluida la Reserva Federal de EE. UU.— mantienen políticas restrictivas para contener la inflación global, el dólar se ha fortalecido, elevando el valor relativo de los bienes y servicios en Panamá.
El problema, sin embargo, está en que los ingresos de la mayoría de los panameños no crecen al ritmo del dólar. Según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Censo (INEC), el salario promedio en Panamá se mantiene por debajo de los 1,000 dólares mensuales. Esto significa que para muchos ciudadanos, adquirir una vivienda, alquilar en zonas céntricas o incluso sostener una canasta básica sin endeudamiento es cada vez más difícil.
Interés preferencial: alivio momentáneo bajo amenaza
El reciente debate sobre la continuidad del régimen de interés preferencial, un instrumento que subsidia el interés de préstamos hipotecarios para viviendas de interés social y medio, ha puesto en evidencia la tensión entre las metas fiscales del Estado y la necesidad urgente de acceso a vivienda digna.
El nuevo presidente, José Raúl Mulino, firmó un decreto que restablece la vigencia de la Ley 3 de 1985 (con sus reformas posteriores) hasta el 31 de diciembre de 2025. Esta medida fue celebrada por promotores, bancos y compradores, pero no despeja del todo el clima de incertidumbre que ha rodeado el tema en los últimos meses.
Diversos gremios han advertido que eliminar el interés preferencial tendría consecuencias desastrosas para el mercado, elevando los pagos mensuales entre un 20 % y un 40 %, y dejando a miles de familias fuera del acceso al crédito. Sin embargo, las presiones fiscales del gobierno y los compromisos con la disciplina financiera impuesta por organismos multilaterales mantienen el tema en discusión.
“Extender el beneficio hasta diciembre da un respiro, pero el debate de fondo sigue sin resolverse. ¿Debe el Estado seguir subsidiando el acceso a vivienda cuando tiene otras urgencias sociales?”, se preguntan analistas del sector.
Viviendas de lujo para unos, desplazamiento urbano para otros
Mientras se debate el futuro del interés preferencial, el sector inmobiliario de alto perfil sigue creciendo sin freno. Edificios con apartamentos de 500,000 dólares o más, zonas con vigilancia privada, centros comerciales tipo “lifestyle” y proyectos con marina propia son parte del nuevo paisaje urbano de la ciudad.
Pero el contraste es cada vez más marcado: en barrios como Bethania, Río Abajo o Juan Díaz, muchas familias luchan por mantener el alquiler, mientras la informalidad y la sobrepoblación en zonas periféricas crece silenciosamente.
La consecuencia directa es el desplazamiento progresivo del ciudadano común hacia la periferia o incluso hacia el interior del país, alejándose de los centros económicos, laborales y de servicios, lo que incrementa sus costos de vida y tiempo de traslado.
Un entorno macroeconómico desafiante
En 2025, el entorno macroeconómico global continúa en una etapa de incertidumbre. La desaceleración del crecimiento mundial, los efectos rezagados de la inflación y el endurecimiento de las condiciones crediticias están afectando las decisiones de inversión, consumo y financiamiento. En Panamá, esto se traduce en un mercado donde:
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Los desarrolladores se vuelven más selectivos con los proyectos que lanzan.
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Las tasas hipotecarias podrían aumentar si el subsidio cae.
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El acceso a crédito para la clase media baja se estrecha.
Al mismo tiempo, los inversores institucionales, fondos privados y compradores extranjeros siguen encontrando en Panamá una opción sólida, gracias a su conectividad, estabilidad y entorno favorable para el capital. Pero el beneficio de ese atractivo no se distribuye de forma equitativa entre la población.
¿Hacia dónde va Ciudad de Panamá?
Panamá necesita repensar su modelo de crecimiento urbano. Es momento de que el Estado y el sector privado reconozcan que no puede construirse una ciudad para inversionistas a costa del sacrificio de su gente.
Se requiere una política habitacional integral que incluya:
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Incentivos más sólidos a proyectos de vivienda accesible y sostenible.
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Mayor fiscalización del uso del interés preferencial para evitar su desvío a segmentos que no lo necesitan.
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Un ordenamiento territorial más equilibrado que promueva la diversidad social en las zonas urbanas.
Ranking de ciudades más caras de América Latina en 2025 (USD/m²)
(Fuente: Rial Di Tella – ZonaProp)
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Montevideo (Uruguay): 3,330 USD
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Ciudad de México (México): 2,666 USD
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Monterrey (México): 2,592 USD
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Buenos Aires (Argentina): 2,586 USD
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Guadalajara (México): 2,369 USD
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Sao Paulo (Brasil): 2,277 USD
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Río de Janeiro (Brasil): 2,229 USD
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Lima (Perú): 2,149 USD
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Ciudad de Panamá (Panamá): 1,804 USD
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Córdoba (Argentina): 1,628 USD
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Rosario (Argentina): 1,614 USD
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Quito (Ecuador): 1,215 USD
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